La puerta estaba entreabierta. Al pasar, vi a Laura encima de la cama desnuda. Sonreí y pase de largo. Solo había dado dos pasos cuando me detuve. Volví con sigilo hacia la puerta. Yo había visto a Laura algunas veces desnuda, pero no de esa manera, mi mente había reaccionado tarde.
Escondido entre la oscuridad del pasillo la observé.
Ella estaba completamente desnuda encima la cama. Sus manos acariciaban su cintura,. Recorrieron sus piernas. Sus pechos pequeños y duros, dejaban ver sus pezones erectos. Las manos de Laura recorrieron sus muslos. Sus piernas se abrieron para recibir la llegada de sus manos en esa carrera de caricias de suavidad por los poros de su cuerpo. Sigue leyendo
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