Diario de la Doctora Miss Love: Soy lesbiana, ¿y ahora?

De los muchos pacientes que tengo, un grupo al que me encanta ayudar es al que sale del armario. Da igual que sean gays o lesbianas, me encanta hacer que estas personas pierdan el miedo de ser como son, que no les importe que los miren o los tachen de una u otra forma porque en realidad no hacen daño a nadie con ello.

Y es que, en ocasiones, y por mucho que se diga, somos hipócritas porque decimos una cosa y pensamos otra, nos ponemos en la piel de ellos y, por detrás, les damos la cuchillada. Pues bien, en mi caso siempre trato de hacer lo correcto.

Uno de los pacientes que tuve, hará un par de años, me caló bastante. Era una chica que acudía por primera vez a mi consulta y me llamó la atención que, quien la acompañaba, era su madre. Al principio pensé que no era nada malo porque la madre habría notado algo, porque quería ayudar a su hija. Pero creo que era la hija la que estaba más perdida que ella.

Y es que, cuando se sentaron en el sillón y les pregunté cuál era el motivo de su visita, la hija no supo decirme nada y la madre se la quedó mirando y solo me respondió: eso mismo. Al principio pensé que era apatía, o algo por el estilo, pero conforme hablaba con ellas y sacaba información me di cuenta de lo que ocurría.

La hija no llegaba a saber que era lesbiana. Ella se sentía atraída por mujeres pero no pensaba que eso fuera algo que debiera sentir, de ahí que se censuraba y, claro, había algo que le faltaba, algo con lo que no se sentía feliz. Comenzó a salir con chicos y, aunque la cosa iba bien, al poco se cansaba de las relaciones.

La madre se había dado cuenta e intentado hablar con ella (en estas situaciones siempre es la familia la que censura, peor no la propia persona) pero no obtuvo buen resultado. De ahí venir a verme.

Y, sinceramente, la pregunta que le hice la dejó muy descolocada: ¿Por qué no te permites ser feliz? Creo que fue la primera vez que me miró directamente a los ojos de todo el tiempo que estuvo dentro. Y en ellos no encontró censura, ni miedo. Solo encontró a una persona que quería ayudarla, que quería que se sintiera bien siendo lo que le gustara ser, y que no pasaba nada por ser atraída por mujeres. Sigue leyendo